Protección catódica pasiva y activa
La protección catódica es una técnica de prevención de la corrosión electrolítica que se aplica a los componentes metálicos que están en contacto con entornos conductores de electricidad.
Básicamente, consiste en hacer pasar una corriente continua entre un electrodo -el ánodo– y la superficie del componente que se quiere proteger -el cátodo-. La corriente reduce el potencial eléctrico de la superficie metálica de forma que ralentiza considerablemente la corrosión.
Dependiendo de la tecnología utilizada, es posible aplicar una protección catódica pasiva con revestimientos e inhibidores, o una protección catódica activa mediante ánodos de sacrificio o corriente impresa para contrarrestar los fallos y lagunas del revestimiento causados durante la instalación o por deterioro.
Tras su puesta en servicio, estos sistemas deben ser supervisados para evaluar su eficacia y realizar el mantenimiento necesario. Para ello, durante la fase de diseño se determinan los puntos de medición de la protección catódica en las redes de distribución, transporte y almacenamiento. Mediante la adquisición de los potenciales tubo-tierra de la tubería a proteger, se pueden programar controles manuales en los puntos de medición. Éstos pueden sustituirse o completarse con la instalación de dispositivos electrónicos capaces de adquirir continuamente los potenciales y enviarlos a un centro de recogida de datos que analiza automáticamente los parámetros y, en caso necesario, cumple las obligaciones de telecontrol de la red mediante señales de alarma que permiten identificar la anomalía y resolverla rápidamente.
Protección catódica aplicada a tuberías metálicas